La belleza que nos rodea

Malo, es ver sin darte cuenta de la belleza que nos rodea.

Hay tantos tipos de belleza que una sola mente no los puede asimilar, pero tampoco es imposible que una sola mente asimile la belleza de pocas cosas.

Belleza simple como la de ver las estrellas al anochecer, su luz palida en ocasiones pero igual de hermosa o su brillante luz que nos indica que estrella es.

Belleza sana y linda como la de nuestra propia madre, con sus caricias, cuidados y mimos que nos dan a diario. Cuando se enoja por algo que hicimos, o no hicimos y termina con una sonrisa en la boca, pues se da cuenta que con nosotros es imposible. Pero por cualquier cosa sigue siendo nuestra madre y nos quiere tanto o más como el primer día que nos tuvo en brazos.

No hay belleza mejor que otra. Contemplemos nuestro alrededor. Podemos estar parados en un bosque, jardín, etc. completamente verde sin darnos cuenta de lo hermoso que es si nos ponemos a observar realmente.

Las hojas caen en otoño, indicándonos la entrada de una nueva estación. Vemos como las hojas caen de los árboles que después de unos meses rejuvenecerán con más color y cantidad. Las hojas se mecen con el aire hasta caer tranquilas y felices por una nueva vida en el suelo.

Contemplemos las maravillas que la naturaleza nos da. Contemplemos las maravillas que nuestro Dios nos ha otorgado y sobre todo, contemplemos las maravillas que juntos creamos.